Localización e internacionalización
¡Bienvenidos a la entrada de hoy, dummies!
En la entrada de hoy, comenzaremos hablando de la localización, un proceso realmente importante en el mundo de la traducción. ¿Cuántos de nosotros hemos visto cómo la propaganda de un producto, el eslogan de una marca o el nombre de una película varía dependiendo del país? Estos hechos tienen que ver con el proceso de localización. ¡Comencemos por su definición más básica y elemental!

La localización en traducción se trata de adaptar el texto traducido a la zona geográfica (ya sea un país, región o ciudad) del público al que se dirige con el fin de transmitir la misma intención original del texto para que resulte familiar y pueda comprenderse por la audiencia meta. Es decir, la localización implica una adaptación lingüística y cultural en la que no solo se traduce el mensaje, sino también se localiza la intención y se adapta a la cultura de llegada. Dicha localización puede hacerse en cuanto a referencias culturales, jerga local, fechas, horas, divisas o unidades de medida y noticias locales. Además, es fundamental en la industria de los videojuegos, las publicidades, las páginas web, el cine y la literatura.
Teniendo en cuenta esta definición, es evidente que para llevar a cabo la localización en una traducción, el traductor debe tener una serie de competencias complementarias en comparación con una traducción clásica y general. Es decir, no basta con haber aprendido una lengua extranjera. Además, cabe resaltar que el traductor debe tener en cuenta la importancia de las variaciones lingüísticas en esta traducción especializada, como las variaciones de inglés o español.
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La localización es muy útil para las empresas que buscan conquistar nuevos mercados y expandirse a nivel global. Reflejar la cultura de la audiencia meta, traducir el texto acorde con el dialecto local o personalizar ofertas y promociones específicas resulta indispensable para que una empresa se expanda y triunfe en el exterior. Por este motivo, dejar de lado el proceso de localización o incluso un error en ella podría llevar al fracaso comercial de la traducción para el mercado.
De hecho, existen diversos casos en los que la falta de localización hizo que un producto se vuelva controversial en el país meta y, por ende, fracase. Veamos un ejemplo cómico donde la localización hubiese evitado malinterpretaciones en países como Argentina.
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El Mitsubishi Pajero es un todoterreno que la firma japonesa sigue fabricando. Aludía al Leopardus pajeros, un felino propio de Sudamérica. En los países hispanoparlantes, su connotación inapropiada lo obligó a cambiar su nombre a Mitsubishi Montero.
¡Pero no todo es fracaso! Las grandes empresas suelen tener presente la adaptación cultural en sus estrategias de marketing con el objetivo de acercarse de la forma adecuada a sus clientes de ámbito internacional. Veamos un ejemplo estrechamente ligado con la localización en la traducción de la campaña de Coca-Cola en la que aparecían nombres propios en sus latas y botellas. Coca-Cola se dio cuenta de que esa idea no iba a funcionar en China, donde la gente no suele dirigirse a sus conocidos por su nombre. Como solución, optaron por utilizar estructuras como «compañero/a de clase» o «buen/a amigo/a», que también eran cercanas y personalizadas dentro de la cultura china.
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Ahora bien, a menudo se confunde la finalidad de la localización con la idea de adaptar una traducción para lograr un registro universal.
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Aquí es cuando mencionamos el proceso de internacionalización, es decir, el diseño y desarrollo de un producto, una aplicación o el contenido de un documento de modo tal que permita una fácil localización con destino a audiencias de diferentes culturas, regiones o idiomas. Dicho en otras palabras, es el proceso de generalización de un producto con el fin de que pueda permitir la localización a varias culturas e idiomas desde su publicación al mercado sin tener que volver a diseñarlo (básicamente, se eliminan las marcas culturales desde un principio).
Si bien ambos procesos pueden ser muy útiles, es importante mencionar que muchas veces, y dependiendo de los encargos del cliente, el tipo de documento, la falta de contexto o las restricciones de espacio, ambos procesos pueden presentar ciertas dificultades.
Sé que fue muchísima información, pero considero que, aunque ambos procesos sean ajenos a la traducción, los factores culturales son cruciales a la hora de transmitir un mensaje y lograr una traducción exitosa, que es, al final del día, nuestro principal objetivo. ¡Hasta aquí llegamos por hoy! Gracias por compartir este rato conmigo. Espero que les haya gustado tanto como a mí. See you next time, dummies!
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